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miércoles, 25 de febrero de 2015

PONENCIA JOSE CUESTA NOVOA, ALCALDÍA DE BOGOTÁ

PONENCIA ENCUENTRO INTERNACIONAL SOBRE LA PAZ
“BOGOTÁ CAPITAL DE LA PAZ”

Por José Cuesta Novoa

Bogotá Capital de la Paz es el proceso que ha venido adelantando el Distrito Capital a través del Gobierno de la Bogotá Humana, en cabeza del Alcalde Mayor Gustavo Petro, en relación con el eventual proceso de postconflicto al que se va a ver avocado el país, las distintas entidades territoriales, la sociedad civil colombiana y por supuesto la bogotana, luego de la firma de los acuerdos de paz con las FARC y el ELN.

Sin embargo, y antes de entrar en materia, es importante explicarles que Bogotá es la capital de la República, está jurídicamente definida como un Distrito Capital, y su ordenamiento político administrativo (Estatuto Orgánico de Bogotá) divide la ciudad de Bogotá en 20 localidades. Ahora bien, cada localidad tiene un alcalde local, es decir que Bogotá tiene un Alcalde Mayor y 20 alcaldes locales y esto último es a lo que nosotros denominamos el sector de localidades.

Dejando esto claro, podemos entrar entonces a desarrollar el tema que nos ocupa hoy “Bogotá Capital de la Paz”.

La propuesta de Bogotá Capital de la Paz está enmarcada en el Decreto Ley 1421 de 1993 “Estatuto Orgánico de Bogotá” en donde, por razones misionales, la Subsecretaría de Asuntos Locales, de la Secretaría Distrital de Gobierno, elaboró un modelo de proyecto acuerdo por medio del cual se crean los Consejos Locales de Paz y el que puso a consideración de los  20 Alcaldes Locales.

Los Alcaldes Locales hicieron las revisiones jurídicas correspondientes, tuvieron y tienen la libertad y facultad de modificar o reformar el modelo de proyecto de acuerdo y hasta separase de la propuesta que nosotros formulamos.

Fundamentalmente, ellos y ellas ya consolidaron la presentación de la propuesta del proyecto de acuerdo y como corresponde a la normativa, lo han presentado y van a seguir presentando, a consideración de las respectivas Juntas Administradoras Locales.

A la fecha podemos decir que ya tenemos constituidos, mediante ese procedimiento, 14 Acuerdos Locales, los cuales permitieron la conformación de ese mismo número de Consejos  Locales de Paz.

Ahora bien, con el programa “Bogotá Capital de la Paz” lo que logramos es aprestar institucionalmente al Distrito Capital con un sistema de Consejos Locales Paz en donde la presencia institucional va a ser notable más no la más importante, ya que la presencia más importante es la de la sociedad civil, la de múltiples ciudadanías, nuevas ciudadanías, la de múltiples organizaciones juveniles, cívicas, comunitarias, comunales, deportivas, ambientalistas, animalistas, anti taurinas, organizaciones de mujer y género, lesbianas, gays, transgeneristas, bisexuales e intersexuales, el concepto étnico etc.

Así las cosas, la consolidación de una infraestructura organizativa, social, de sociedad civil e institucional que nos permita tener 20 Consejos Locales de Paz es la primera etapa del proyecto.

La segunda etapa del Proyecto “Bogotá Capital de la Paz” es la de establecer el para qué y las funciones de los Consejos Locales de Paz. Entonces como estamos hablando de aprestamiento para el postconflicto, que es la gran tarea de los Consejos Locales de Paz, es fundamental que estos promuevan la consolidación de la ciudad de Bogotá como una ciudad de acogida del marco del proceso de “DDR” Dejación de Armas, Desmovilización y Reincorporación a la vida civil.

Esta segunda etapa es fundamental, porque de los procesos de paz que se avecinan, uno con las FARC que se lleva a cabo en la Habana y otro con el ELN que se podría llevar a cabo en la Ciudad de Quito o en Monte Video resultaría, según cálculos relativamente mesurados de los analistas, aproximadamente 20.000 personas que entrarían a la reinserción, de los cuales, no menos del 20% terminarían en la ciudad de Bogotá, es decir que alrededor de 4000 excombatientes podrían terminar residenciando en nuestra ciudad.

Ésta situación sería de hondo impacto para la ciudad, por lo tanto se debe pensar desde ya con las institucionalidades locales y con las comunidades de los territorios, en el diseño de planes, programas y proyectos que permitan administrar adecuadamente y sin mayores impactos negativos la presencia de estas nuevas ciudadanías que provienen de los acuerdos de paz.

Entonces los Consejos Locales de Paz tienen como primera función examinar a profundidad la forma como la ciudad y los territorios en las localidades van a participar en forma complementaria en el proceso de la DDR.

En ese orden de ideas, juega un papel muy importante la comunicación e información con las comunidades e incluso la deliberación y el intercambio de argumentos con estas, ya que en algún momento pueden tener reservas, no resistencias, a que alrededor de sus territorios y de sus vecindades terminen apareciendo allí, para instalarse y domiciliarse, mujeres y hombres que vienen de esos procesos de paz.

Por experiencia y teniendo en cuenta lo sucedido en Bogotá tras la desmovilización voluntaria e individual de los procesos del 2003 y 2004, podemos afirmar con severidad que esa tarea de la información, comunicación, deliberación, construcción de acuerdos, concertación y generación de consensos es muy importante.

En los procesos del 2003 y 2004 no se tuvo en cuenta este aspecto y terminó impactando de manera muy negativa el desarrollo de la seguridad y la convivencia de la ciudad de Bogotá. El famoso modelo de los albergues administrados por el Ministerio de Defensa en donde se alojaban los distintos desmovilizados, falló, ya que la comunidad terminó asumiendo actitudes reactivas por no tener en cuenta el aprestamiento y democratización de la información con la sociedad.

Todo el proceso de reincorporación a la vida civil tiene que ver con el hecho de tener un nicho social, unas redes sociales, un territorio en el cual reinsertarse, reincorporarse, a la vida del ejercicio de la ciudadanía, y esa es una tarea que tiene que abordarse desde ya.

Estamos convencidos que si se hace uso de la información, comunicación y pedagogía para la paz, las comunidades bogotanas, que tienen un espíritu democrático, van a tener actitudes de disposición y generosidad para la recepción de los nuevos ciudadanos que vengan a la ciudad de Bogotá como resultado de la firma de los acuerdos de paz.

Ahora bien, la segunda tarea o función que tienen los Consejos Locales de Paz, tiene que ver con la generación, por parte del Gobierno Nacional en compañía del Gobierno Distrital, de condiciones económicas, sociales y psicosociales idóneas y adecuadas que hagan parte de un gran programa de atención a la población desmovilizada en la ciudad de Bogotá que genere las condiciones para el proceso de la reincorporación.

Aquí es fundamental caracterizar social y adecuadamente y  hacer un perfil muy claro de los excombatientes de las FARC y excombatientes del ELN, porque eso le va a permitir a las autoridades del Distrito el diseño de unos programas adecuados. Aquí, por ejemplo, se debe entender que la población mayoritaria de las FARC es una población campesina rural y que si varios de ellos terminan en la ciudad de Bogotá habrá que hacer el diseño y la preparación de unos programas de adecuación a la condición ciudadana en una metrópoli como Bogotá. 

Igualmente, hay que establecer un estudio muy concreto sobre las condiciones académicas de los desmovilizados, pues no sería impensable que muchos de ellos y de ellas tengan niveles de formación académica precaria, por lo tanto hay que hacer uso de la experiencia de procesos de paz anteriores, en donde programas como el de educación para la paz, que era un programa de alfabetización para que personas pudieran adelantar los estudios de primaria y secundaria en un tiempo record de 18 meses fue exitoso y eventualmente podría tenerse en cuenta en esa etapa.

Finalmente, la tercera función o tarea que deben cumplir los Consejos Locales de Paz y la cual considero yo que es la más importante, es la de construir el proyecto de reconciliación. Luego de 60 años de guerra continua y sistemática en la sociedad colombiana, esta generó unas fracturas y unas diferencias difíciles de superar, por lo tanto, si no hay una apuesta para la construcción, desarrollo y ejecución de un proyecto nacional de reconciliación en donde Bogotá debe jugar un papel fundamental, la paz no será una realidad.

Dentro del proyecto nacional de reconciliación y de “Bogotá Capital para la Paz”, se habla del siglo de la reconciliación, esto es, firmado el acuerdo de terminación de la guerra, lo que le viene a la sociedad colombiana y por su puesto a la bogotana, es el inicio de un siglo de reconciliación, pues si bien es cierto que terminar la guerra es un asunto complejo de la política dado que la sociedad ha estado marcada por la guerra fratricida de 6 décadas, ésta demandará no menos de un siglo para la construcción de un ejercicio mucho más complejo y más dispendioso que es el de reconciliar a las colombianas y a los colombianos.

El proyecto de la reconciliación tiene que estar basado en los cuatro estándares fundamentales: verdad, justicia, reparación y voluntad de no repetición y en el corazón de este proyecto de la reconciliación de Bogotá Capital para la Paz tienen que estar las víctimas, puesto que la razón ética de un proceso de paz son las víctimas, quienes deben ser reparadas integralmente desde el punto de vista social, económico, pero fundamentalmente desde el punto de vista simbólico.

Mediante una verdadera reconciliación y un instrumento de la educación para la paz y cultura para la paz podremos construir una premisa básica o mínima del nunca más, de una conciencia colectiva de nación, de país de sociedad para que nunca más se haga uso de la violencia como instrumento de acción y representación de la política.     
  


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